Job 3:23

I. Tenemos en el texto una gran certeza que se da luz. La luz dentro del alma cae de otros mundos, de alturas invisibles e irrealizadas más allá del alma. "El espíritu del hombre es la luz del Señor". Esas intuiciones extrañas y perceptivas que fisgonean y penetran en las sutilezas metafísicas, esas curiosidades con frecuencia, incluso impías, que cuestionan todas las cosas y, a veces, puede ser, demasiado atrevidamente, ¿de dónde son? Sí, "se da la luz".

II. Tenemos en el texto una gran perplejidad "el camino está escondido". Parece que la luz solo se revela, ni los objetos ni el camino. Parece como si nuestra conciencia se paralizara ante el toque de la especulación; una pared oscura y negra se eleva donde anticipamos que deberíamos encontrar un camino. La luz seduce; angustia. Como un puñado de hombres en un campamento sitiados y asediados por los poderosos ejércitos del enemigo, el alma exclama: "¡Estoy entre leones! ¿Cuál es la salida?" El conocimiento es la condición más triste del alma si no existe el conocimiento del Dios verdadero y la vida eterna.

III. La luz solo se puede ver en Cristo. Dios solo puede ser conocido en Él. "¿Por qué se le da luz a un hombre cuyo camino está escondido?" (1) Para permitirle encontrar el camino y escapar más allá del seto. La luz no es su propio fin, salvo que nos guíe a la Fuente de toda luz. Sé el limosnero de la luz que tienes. Dios da la vela para el día, para la ocasión. Sea fiel a la luz de hoy. (2) Se da luz para enseñar al hombre su dependencia, para mostrarle que "no está en el hombre que camina dirigir sus pasos".

"(3) Lo que es naturalmente ilegible para los sentidos, y para la aprehensión de los sentidos, es legible para la fe." El que cree no andará en tinieblas. "Su camino no está encubierto." La luz que nunca estuvo en el mar ni en la tierra. "brilla de esa manera.

E. Paxton Hood, Dichos oscuros en un arpa, pág. 91.

Referencias: Job 3:23 . Spurgeon, Mis notas del sermón: Génesis a Proverbios, pág. 118. Job 3 S. Cox, Expositor, primera serie, vol. iv., pág. 241; Ibíd., Comentario sobre Job, pág. 60. Job 4:6 . Preacher's Monthly, vol. iv., pág. 314. Job 4:12 . Revista homilética, vol. xi., pág. 197.

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