Jueces 16:17

Sansón no se parece a ningún otro personaje de las Escrituras. Aunque la esfera en la que se movía era comparativamente estrecha, parece haber causado una profunda impresión en los hombres de su tiempo. Toda la vida activa de Sansón transcurrió en el distrito que limitaba con la antigua frontera filistea. Vivió entre los hombres de su propia pequeña tribu de Dan, y su historia parece haber sido compilada a partir de sus anales.

Su trabajo consistió en una serie de hazañas atrevidas calculadas para levantar las esperanzas y el ánimo de sus compatriotas oprimidos, y para golpear a los filisteos con aprensión y terror, y así preparó el camino para una revuelta más sistemática y exitosa en tiempos posteriores.

Fue el punto de inflexión en la carrera de Sansón cuando le contó su secreto a Dalila. Fue el paso del Rubicón lo que separó su vida de vigor triunfal de su vida de humillación y debilidad. Hasta que pronunció estas palabras, era dueño de su destino; después de haberlas dicho, no le esperaba nada más que el desastre y la muerte.

I. Lo primero que nos llama la atención en este relato de la ruina de Sansón es la posible importancia de las aparentes nimiedades para el mayor bienestar de la vida y el carácter. El cabello sin cortar de Sansón les dijo a otros israelitas lo que podían esperar de él, y reprendió en su propia conciencia todo lo que en su vida no estaba de acuerdo con su voto nazareo. El gran don de la fuerza física se adjuntó a este particular de la observación nazarea que cumplía con el deber de todos los demás. En sí mismo, era una insignificancia que le cortaran el cabello o le dejaran crecer, pero no lo era a la luz de estas asociaciones.

II. La historia de Sansón sugiere la incalculable gran influencia que tiene la mujer en el control de los personajes y destinos de los hombres. Dalila es la ruina de Sansón; Deborah es la creación de Barak. La canción de Deborah sugiere lo que Sansón podría haber sido si Dalila hubiera sido solo como ella misma.

III. Nada es más notable en esta historia que la ilustración que ofrece de la diferencia entre valentía física y moral. Sansón tenía valor físico; era el acompañamiento natural de su extraordinaria fuerza. Pero carecía de la fuerza moral que no reside en los nervios ni en el cerebro, sino en un sentido humilde pero vívido de la presencia de Dios.

HP Liddon, Penny Pulpit, No. 1111.

Referencia: Preacher's Monthly, vol. iii., pág. 358.

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