Lucas 2:51

La familia cristiana.

I. La casa es el reino de los padres. Solo aquí cada uno puede encontrar comida para cada facultad. La familia da una solución práctica a los grandes problemas de la verdad moral. Es la forma típica de las vastas organizaciones que pertenecen a la vida humana. Enseña la subordinación en el amor, y la subordinación es solo otra palabra para encajar. En una sociedad como ésta, aunque la subordinación dentro de la familia es natural y fácil, fuera de la familia es reacia y mecánica, y muy a menudo es injusta.

Los hombres débiles gobiernan perpetuamente a los hombres fuertes. La ignorancia prevalece sobre el conocimiento. En una comunidad democrática, la subordinación se fundamenta en las condiciones reales que subsisten entre hombre y hombre; pero en la familia se enseña el sometimiento mutuo, y el hombre que está profundamente radicado en la inteligencia y el amor por el sometimiento mutuo en el hogar está esencialmente capacitado para convertirse en un ciudadano pacífico y bueno.

II. El orden y el gobierno también se enseñan en la familia, y es el gobierno o el orden que surge del amor de los padres el que lleva consigo un sentido de su idoneidad y necesidad. El amor es la suprema necesidad. El amor no es algo que se someta para siempre, como muchos suponen. Es regente, es imperial por naturaleza. Tiende a mandar, y en la familia de forma adecuada. Allí tenemos las raíces del orden de gobierno, y en ningún otro lugar en un estado tan perfecto.

III. La familia también enseña, como difícilmente podemos encontrar que se enseñe de otra manera, la verdadera doctrina del pecado y el castigo. Solo hay un lugar donde la pena puede justificarse; a saber, donde es un remedio para el que sufre o una salvaguardia para quienes lo rodean; y donde se administra con el espíritu del médico. La administración del dolor y la pena en los gobiernos y los tribunales es sumamente grosera e imperfecta; pero la administración del dolor y la pena en la familia es hermosa desde el principio hasta el final.

IV. En la familia aprendemos, asimismo, la doctrina de la libertad de ley. No hay ninguna ley en el hogar que supere la enfermedad o la debilidad, o el cambio de opinión. La ley, si se emplea correctamente, ayuda, fortalece, es enfermería; y en el hogar ves lo expansible y adaptable que es.

HW Beecher, Christian World Pulpit, vol. xi., pág. 372.

Referencias: Lucas 2:51 . Preacher's Monthly, vol. x., pág. 74; S. Baring-Gould, Cien bocetos de sermones, pág. 125; El púlpito del mundo cristiano, vol. xi., pág. 372. Lucas 2:51 ; Lucas 2:52 . G. Huntington, Sermones para las estaciones santas, segunda serie, pág. 85.

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