Salmo 11:3

En el Salmo undécimo tenemos una descripción de un corazón fiel en tiempo de prueba que se declara resuelto a confiar solo en Dios, cuando algunos le aconsejarían que vuele o retroceda.

I. Si nuestra suerte se echa en tiempos y lugares en los que y donde la verdad como tal es menospreciada y dejada de lado, es fácil ver que, en la medida en que prevalecen tales opiniones, los cimientos se destruyen. Cuando los hombres usan las Sagradas Escrituras de manera familiar e irreverente, olvidándose de su Autor y esforzándose por someterlos a las insignificantes reglas de la razón humana, entonces seguramente en sus corazones los cimientos de la verdadera fe se aflojan, si no se destruyen.

"Andan a tientas al mediodía, como palpa el ciego en las tinieblas".

II. El gran peligro que nos acecha es el de confundir o menospreciar la gran doctrina cristiana de la gracia divina. Todo lo que concierne a los fundamentos de la creencia o la práctica concierne a todos los cristianos como cristianos. Esta consideración debe hacer que la gente sea cautelosa con dos cosas: primero, no pasar por alto las cuestiones religiosas de una manera descuidada y despreciativa, como si no fuera un asunto de interés para ellos; y en segundo lugar, no entrar en discusiones y disputas sobre tales asuntos de manera apresurada e irrespetuosa, sin considerar ni la naturaleza solemne de los temas que están discutiendo ni su propia gran ignorancia.

Recordando estas dos advertencias, podemos y debemos considerar un deber, en la medida de lo posible, averiguar dónde está la verdad en las grandes cuestiones que de vez en cuando agitan al mundo cristiano. Y un objeto al hacer tales indagaciones no debería ser una vana curiosidad y el cariño por el peor de todos los chismes, los chismes religiosos, sino simplemente el deseo de conocer y seguir la verdad sagrada, para la gloria de Dios y el beneficio de nuestras propias almas.

Sermones sencillos de los colaboradores de "Tracts for the Times", vol. x., pág. 163.

Referencias: Salmo 11:5 . G. Brooks, Outlines of Sermons, pág. 395; Spurgeon, Evening by Evening, pág. 249. Salmo 12:1 . Ibíd., Morning by Morning, pág. 169; WM Statham, Christian World Pulpit, vol. xx., pág. 196; J. Martineau, Horas de pensamiento, vol.

i., pág. 243. Salmo 12:6 . J. Aldis, Christian World Pulpit, vol. xi., pág. 120. Salmo 12 I. Williams, The Psalms Interpreted of Christ, pág. 245. Salmo 13:1 . H.

W. Beecher, Christian World Pulpit, vol. ii., pág. 202. Salmo 13 I. Williams, The Psalms Interpreted of Christ, pág. 253. Salmo 14:1 . G. Brooks, Outlines of Sermons, pág. 35; JH Hitchens, Christian World Pulpit, vol. xxvi., pág.

424. Salmo 14 I. Williams, The Psalms Interpreted of Christ, pág. 261. Salmo 15:1 . EC Wickham, Wellington College Sermons, pág. 116. Salmo 15:1 . M. Dix, Sermones doctrinales y prácticos, pág. 182.

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