E hizo un pórtico de columnas.

El porche

Dado que este pórtico era el lugar común de recepción para todos los fieles, y el lugar también donde depositaban a los mendigos, parece como si fuera a ser una especie de seno de la iglesia para la caridad. Aquí se entretenía a los prosélitos, aquí los mendigos eran relevados y recibían limosna. Estas puertas rara vez se cerraban; y las casas de la compasión cristiana deben estar siempre abiertas. Esto, por tanto, embelleció esta puerta, como la caridad embellece a cualquiera de las iglesias.

La grandeza de corazón y la tierna compasión a la puerta de la iglesia es excelente; es el vínculo de la perfección ( 1 Corintios 12:31 ; 1 Corintios 13:1 ; Juan 5:5 ; Juan 5:7 ; Colosenses 3:14 ). ( John Bunyan. )

Las columnas de la casa del Líbano

( 1 Reyes 7:6 ): - Estos pilares eran pilares de aroma dulce, porque estaban hechos de cedro; pero lo que le importaba al enemigo por eso, eran ofensivos para él, por eso fueron colocados para una fortificación contra él. Tampoco es atractivo para Satanás favorecer a los poderosos de la iglesia en el desierto por el olor fragante de sus dulces gracias; es más, tanto él como sus ángeles son los más acosados ​​para oponerse a ellos porque tienen un aroma tan dulce.

Los cedros, por lo tanto, no obtuvieron nada porque eran cedros a manos de los bárbaros gentiles, porque ellos quemarían los cedros, como los ángeles o las columnas no obtienen nada de favor de manos del Anticristo, porque son columnas y ángeles para la verdad, sí, son tanto más aborrecidos por ella. Bueno, pero son pilares para todo eso, sí, pilares de la iglesia en el desierto, como lo fueron los demás en la casa del bosque del Líbano.

La gloria del templo residía en una cosa, y la gloria de esta casa residía en otra; la gloria del templo residía en que ella contenía la verdadera forma y modos de adoración, y la gloria de la casa del Líbano residía en sus muchos pilares y vigas gruesas, por las cuales fue capacitada, a través de una buena administración, para dar control a los de Damasco cuando deberían intentar derribar su adoración. ( John Bunyan. )

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