Y los de Bet-semes estaban segando su mies de trigo en el valle.

El campo de la cosecha

Las palabras del texto dan una escena de cosecha.

I. Señales de Dios. Cada escena de la cosecha es una nueva revelación divina. Han pasado miles de años desde que Él prometió que "mientras la tierra permanezca, el tiempo de la siembra y la cosecha no fallarán". En el cumplimiento de esa promesa, ¡cuánto de Dios se ve!

1. Ahí está Su bondad. Se hacen provisiones para el hombre y la bestia.

2. Allí está Su poder.

3. Allí está Su fidelidad.

4. Está Su eternidad.

Quien cumpla hoy en los campos de maíz maduro una promesa hecha hace miles de años, debe ser independiente de las revoluciones de los tiempos y las circunstancias. Se dice que el Dr. Johnson se quitaba el sombrero cada vez que pasaba por un campanario. Pero debe tener un alma aburrida que no siente reverencia cuando camina por campos de maíz maduros. En los campos de cosecha vemos

II. Vida de la muerte. El grano que el sembrador arrojaba al suelo en primavera sufría el proceso de disolución y muerte. Durante semanas estuvo enterrado en el polvo. Toda esta exuberancia del campo de la cosecha ha surgido de una aparente muerte.

1. Simboliza el trabajo espiritual. El verdadero maestro cristiano, filántropo, reformador, ministro, como el labrador, tiene su semilla enterrada por un tiempo. Sin embargo, aunque muera, la semilla vive y se levantará, crecerá y madurará a la perfección.

2. Esta exuberancia en el campo de la cosecha ilustra la vida humana en la tierra. El campo de la cosecha nos recuerda la verdadera educación del hombre. Como la semilla sembrada, es el surgimiento de lo que está en el alma: el ego moral. Algunos maestros hablan de la mente como un recipiente, otros como una piedra. Y la idea es llenar la vasija, pulir la piedra. Pero no es piedra ni vasija; es una semilla. No puedes llenarlo, no puedes pulirlo.

Debes sacarlo. El hombre al nacer es sembrado en la tierra, como semilla, en dos aspectos. La semilla existía antes de ser sembrada. El hombre existía antes de nacer en este mundo. La semilla requirió sembrar para su desarrollo. El hombre necesitaba nacer en este mundo para poder desarrollar sus poderes. Como semilla, el hombre se diferencia de otras existencias germinantes en dos aspectos:

(1) Tiene un poder autoformativo.

(2) Tiene posibilidades ilimitadas. En el campo de la cosecha vemos

III. Me gusta de Me gusta. Cada semilla ha surgido en su propia especie. El hombre cosecha como lo que siembra.

1. Es así en las cosas espirituales.

2. Está, pues, en desarrollo corporal. En el campo de la cosecha vemos

IV. Mucho de poco. Cada semilla se multiplica, unas treinta, unas sesenta, unas cien veces. Tan maravillosamente prolífica es la semilla que un solo grano en el transcurso del tiempo cubrirá los continentes. Un pensamiento ha formado un personaje y un personaje ha cambiado el destino de una nación. Mucho de lo pequeño caracteriza todas las operaciones de Dios. En el campo de la cosecha vemos

V. Bendiciones del trabajo. Las cosechas nunca hubieran aparecido si el hombre no hubiera cultivado la tierra y se hubiera sembrado el preciado grano. Cada campo de cosecha es un testimonio de la importancia del albedrío humano. En el campo de la cosecha vemos

VI. Madurez del progreso. Desde el comienzo de la germinación, la semilla continuó hasta que apareció en los granos multiplicados de la cosecha. Todas las cosas tienden a madurar: -

1. Todas las cosas en la naturaleza.

2. Todas las cosas en la sociedad.

3. Todas las clases de carácter. ( D. Thomas, DD )

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