Su ojo ve todo lo precioso.

Cada cosa preciosa

Estas palabras se refieren al minero que excava en busca del tesoro escondido en la tierra. Encuentra la veta de plata y el lugar para el oro. Pero si el ojo del hombre ve las cosas preciosas, pensemos cómo las ve Dios.

I. Ve la promesa y la posibilidad. Hay muchas cosas de las cuales, de un vistazo, los hombres pueden ver el valor; cosas que se proclaman en voz alta. Algunas cosas que solo el genio puede ver. El oro está en el cuarzo, pero invisible. ¡Y qué pobre es la humanidad! Cuán difícil es encontrar en muchas personas alguna promesa de bondad, alguna posibilidad de algún valor. ¡Pero he aquí! nuestro Dios se inclina sobre nosotros, y para Él esta humanidad es infinitamente preciosa.

Para él es una perla de gran precio, por la cual lo ha dado todo, para comprarla para los suyos. Esta es la gloria de nuestro Dios; este es el significado de Su salvación: que Él ve en la humanidad un valor infinito, aquello que Él puede elevar, embellecer y transformar a Su propia imagen y semejanza.

II. Él ve el esfuerzo y la voluntad, donde otros ven sólo el pobre resultado. Dios no mide lo que le traemos, lo pesa. Él sabe lo que cuesta.

III. Él ve el gran resultado, donde nosotros vemos el proceso. Dios ve para José el trono de Egipto; el cetro de esa gran nación está en su mano. Pero, ¿qué ve José cuando se lo llevan los madianitas? Así es como Dios ve siempre el glorioso resultado cuando nosotros solo vemos los tristes procesos. Oye el grito de alegría de la casa de la cosecha, donde solo tenemos la tierra fría y la oscuridad de la tumba. Esta es nuestra seguridad y nuestra bendición: entregarnos a Él, que sabe cómo convertirnos en la cuenta beat, y dejar que Él se salga con la suya perfectamente con nosotros. ( Mark Guy Pearse. )

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