Dios envió un espíritu maligno entre Abimelec y los hombres de Siquem.

Desunión

No se dice que fue juez de Israel, porque Dios los levantó, pero gobernó y usurpó, como solían hacer los tiranos. Y para comenzar primero con su prosperidad en el sentido de que Dios le dio este corto tiempo para disfrutar de su deseo, y para dominar como lo hizo, es para enseñarnos que por algún tiempo Él da a los malvados sus anhelados deseos; y, sin embargo, no porque los aplaude en él, sino para que tengan tiempo de arrepentirse y de reflexionar sobre lo que han hecho, cómo se han puesto a trabajar y de cuántas maneras han provocado a Dios.

Pero para seguir adelante: este espíritu maligno que se envió entre ellos, siendo la primera ocasión de su derrocamiento, fue el diablo, por cuya malicia y sutileza la mala voluntad y el odio se encendió entre ellos, y esto, con la ruptura de su promesa, nos muestra claramente que la alianza y la amistad de los malvados pronto se rompe. ¿Para que? No tiene buen terreno. El uso de lo cual es que no hacemos leguas tan perversas y malditas.

En segundo lugar, que no contamos de otra manera de ellos donde se hicieron, sino como de la telaraña, pronto barrida; y en tercer lugar, alabemos mucho a Dios cuando los veamos quebrantados. Y en que se dice que el Señor envió un espíritu maligno entre ellos, podemos notar que aunque Dios no es el autor del mal, sin embargo, el pecado que está en los impíos, escondido en sus corazones, y nunca tan secreto, Él da a luz a Su voluntad, y deja que estalle a Su mandamiento, gobernando y anulando el mismo.

Y aquellos que lo alimentan en sí mismos, y no le dan una salida por medio del arrepentimiento, pueden temer siempre con justicia, y en algún momento descubrirán con certeza, que como el agua reprimida estalla violentamente en un lugar u otro, aun así el pecado que es entretenidos en el corazón de los hombres, en una u otra ocasión estallarán en vergüenza en sus vidas. Pero como el hedor del muladar no sale del sol, el pecado no procede más de Dios.

Además, por esta división entre ellos podemos notar que cuando Dios sufre división entre los malvados, o un espíritu maligno de alguna manera para guiarlos, es para castigar su comunión lasciva, y para vengar el pecado de ambas partes, y para hacer cada uno es el verdugo del otro. Y sin embargo, ¡oh, qué dulce libertad se cree que es disfrutar de la comunión con ellos! Y primero, los rencores que se conciben en secreto, se alimentan de celos y sospechas exasperadas por las injurias cotidianas, hasta que estallan en odio y terminan en extremo.

Estas cosas se ven comúnmente, pero ¿quién ve en ellas la justicia de Dios? ¿O por lo tanto se le impide tener algo que ver con eso? o se hizo sabio para sentar una mejor base de su simpatía y amistad. Además, con esto, que Dios quiere que la sangre de los hijos inocentes de Gedeón se vengue sobre Abimelec y los hombres de Siquem, nos enseña que vengará la causa de los inocentes. El Señor bendecirá a los que bendigan a los suyos y maldecirá a los que maldicen a los suyos. ( R. Rogers. )

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