El campo es el mundo.

La dignidad moral de la empresa misionera

I. La grandeza del objeto. Examine el campo geográficamente. Estima las miserias del mundo. Considere a estos seres humanos como inmortales y candidatos a una eternidad de felicidad o miseria.

II. La empresa misionera es lo suficientemente ardua como para poner en acción las energías más nobles del hombre. Esta empresa requiere sabiduría consumada, perseverancia inquebrantable, valor inquebrantable, fe sublime.

III. Los medios por los que se llevará a cabo esta revolución moral. Por la predicación de Jesucristo y de él crucificado. Contempla la sencillez, benevolencia y eficacia de este medio. ( F. Wayland, DD )

La esfera del evangelio

I. Su extensión geográfica y estadística.

II. Su condición moral.

III. Su condición redimida.

IV. Su glorioso destino. Un destino de conocimiento universal, rectitud, paz, felicidad.

V. Sus pretensiones de mando sobre nosotros. ( J. Burns, DD )

I. El campo es el mundo, porque la comisión de Cristo no restringe la publicación del evangelio a ninguna clase o nación.

II. El mundo es el campo en el que la Iglesia ha de sembrar la semilla del Verbo, porque el mundo le ha sido entregado a Cristo su Cabeza.

III. Porque, por muy amplio que sea, existen amplios medios para su cultivo.

IV. Que el campo que debe cultivar la Iglesia es el mundo, lo demuestra el ejemplo de los apóstoles inspirados.

V. Se deriva del hecho de que el evangelio se adapta por igual a todas las naciones del mundo.

VI. La propia naturaleza del principio moral en el corazón del hombre requiere que la Iglesia considere el mundo como el campo.

VII. La composición de la congregación reunida en el cielo prueba que el campo es el mundo.

1. Envíe el evangelio a todos.

2. Valorar las almas.

3. Cultive una viva simpatía por la gloria de Cristo.

4. Ponga el fundamento de toda utilidad en la piedad personal. ( J. Stewart. )

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