El Señor descendió.

La vindicación de Dios a Moisés

Hay varias circunstancias de los procedimientos del Señor establecidas en el texto.

1. Primero, como Su velocidad. Poco a poco el Señor los llamó; mostrándonos así cuán apropiado es algo, sí, cuán agradable a Él es la expedición conveniente en la justicia, y cuán desagradables, innecesarias y siniestras demoras. Muestra también el sentimiento tierno que tiene Dios de los agravios de sus hijos, no sólo de algunos, sino de los agravios de los magistrados y gobernadores, cuando se habla de ellos sin causa.

Seguramente Él lo siente de tal manera, que incluso con el tiempo se encargará de enderezarlos, y no podrá evitar castigar a los transgresores que tan a la ligera consideran Su santa ordenanza. Pensamos que a menos que sigamos adelante en nuestras propias causas no está bien (y condeno que no todos se preocupen de esta manera), pero ciertamente ninguno ha sido más pronto y mejor enderezado que aquellos que pacientemente han soportado un tiempo y comprometido las cosas a la justicia de Dios.

2. Él llama a los dos ofensores por sí mismos, dejando que Moisés escuche y vea para su consuelo el cuidado del Señor por él. Y esto también es un gran punto de justicia, llamar a las personas que han hecho mal, no llevar los asuntos en secreto y condenar sin escuchar.

3. Les habla y les pide que escuchen sus palabras como él había escuchado las de ellos. Que también muestra que la verdadera justicia acusa a los hombres, y no atesora en el corazón lo que destruye el amor y el agrado; dando buenas palabras exteriormente, y sin embargo interiormente pensando la mayoría de las cosas malas. Oh, escuchemos tus palabras si has concebido alguna ofensa, y entonces, ¿la confesión o la verdadera purificación darán satisfacción? El curso contrario puede tener una política, pero ¿quién lo justificará por piedad, caridad o alguna virtud?

4. En sus palabras, establece la diferencia de los profetas, mostrando que no todos han dado igual medida de él, y por lo tanto no pueden discutir, yo soy un profeta como él; ergo, tan bueno como él. Este tipo de razonamientos en todos los tiempos han inquietado a la Iglesia y la paz de los piadosos. Las diferencias que Dios establece se ven en el texto. A algunos por visión; a algunos por sueño; a algunos con palabras más oscuras, a algunos con más sencillez; sino a Moisés boca a boca; eso es en una medida de gracia más excelente y un favor familiar que nunca para nadie.

Por tanto, aunque el Señor también había hablado por ellos; sin embargo, puesto que no fue en ese grado en cuanto a Moisés, no deberían haberse comparado con él, sino que le rindieron una reverencia por encima de ellos mismos. Sí, ¿cómo no temisteis, dice Jehová, hablar contra mi siervo Moisés, incluso contra Moisés? De modo que mostrar que la imparcialidad de la gracia y los dones del Señor debería producir siempre una imparcialidad de honor y consideración por parte de todos los que andarán rectamente, aunque en algún otro aspecto pueda haber paridad. ( Bp. Babington. )

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