Por la humildad y el temor del Señor son las riquezas, la honra y la vida.

Se recomienda humildad

Every being pursues its own perfection, and would fain be satisfied in all the capacities it understands, and in all the importunate appetites it feels. God draws us insensibly to virtue and obedience, by annexing those good things which we all perceive, admire, and prosecute to the practice of those moral duties which are equally our happiness, but not so easily discerned. The text encourages humility, from the consideration of the great advantages we may reasonably expect from the practice of it, even all that is good and desirable in this present world--both riches, and honour, and life.

I. Un deber recomendado. Humildad, con el temor del Señor. La definición, naturaleza y principios de la humildad en general. La humildad es un hábito o temperamento de la mente, que procede de un principio de religión, que subyuga todas las opiniones falsas y elevadas de uno mismo, y dispone al hombre a una alegre aquiescencia en todas las propiedades y condiciones de vida en las que Dios lo colocará. un hábito mental, una estructura o temperamento del alma; porque una virtud no puede definirse mediante acciones únicas.

Es un hábito del alma que debe estar enmarcado y forjado por un principio de religión o el temor de Dios. Nada puede ser una virtud en nosotros que no hayamos elegido. La mera depresión mental no es humildad. La humildad cristiana consiste en una opinión modesta y justa de nosotros mismos y en una alegre sumisión a la voluntad de Dios.

II. Las diversas partes y ejercicios del deber así definidos. Los principales ejercicios de humildad son:

1. En nuestros deseos y metas.

2. En nuestras miradas y gestos.

3. En nuestro atuendo y hábito. Pero principalmente ...

4. En nuestra conversación con nuestros conocidos, amigos e iguales; con nuestros superiores; con nuestros inferiores.

III. Las recompensas propuestas para persuadir y fomentar la práctica de la misma.

1. Las riquezas, el honor y la vida son verdaderas bendiciones y la recompensa adecuada.

2. La humildad, con el temor del Señor, ciertamente los procurará. Los que buscan a Dios pueden esperar alcanzar estas recompensas, por un poder natural y eficacia en la virtud misma. Por una moral de eficacia, hay algo en la práctica de la humildad que dispone amablemente a todos esos fines. Por una eficacia divina y espiritual, la bendición de Dios ayudará y hará progresar los designios de los humildes, y así dispondrá y ordenará las segundas causas para que vivan en abundancia, paz y honor, hasta una buena vejez. Pon el ejemplo de nuestro bendito Salvador ante tus ojos, quien se humilló a sí mismo hasta la muerte en la cruz por nosotros. ( J. Lambe .)

Humildad, con miedo

Estos dos están asociados de forma natural. De hecho, son inseparables. La humildad de espíritu es una característica indispensable de la vida religiosa. Es en el valle de la humillación donde el pecador se encuentra por primera vez con Dios y entra en un estado de reconciliación con él. El espíritu de orgullo no puede morar en el mismo corazón con el temor del Señor. ( R. Wardlaw, DD .)

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad