En esto sé que me favoreces, porque mi enemigo no me vence.

Favor presente y esperanza ilimitada

Las últimas palabras del salmo son soleadas con la seguridad del favor presente y con una esperanza ilimitada. El hombre todavía está acostado en su lecho de enfermo, rodeado de enemigos susurrantes. No hay cambio fuera, pero este cambio ha pasado: que ha fortalecido su dominio de Dios y, por lo tanto, puede sentir que los susurros de sus enemigos nunca se elevarán ni se convertirán en un grito de victoria sobre él. Puede hablar de la futura liberación como si estuviera presente; y puede mirar hacia adelante sobre una extensión indefinida de campo iluminado por el sol, sin saber apenas si el punto más lejano es la tierra o no.

Su integridad no está libre de pecado, ni la defiende como una razón para la defensa de Jehová, sino que la espera como consecuencia de Su mano sostenedora. Sabe que se acercará mucho a Jehová; y aunque, sin duda, "para siempre" en sus labios significaba menos que en los nuestros, su seguridad de comunión continua con Dios alcanzó, si no a la conciencia clara y real de la inmortalidad, en todo caso a la seguridad de un futuro tan indefinido extendido, y tan iluminado por la luz del sol del rostro de Dios, que solo quería una pequeña extensión o brillo adicional para ser la plena seguridad de la vida inmortal. ( A. Maclaren, DD )

Salmo 42:1

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