Entonces llegaron dos mujeres rameras al rey y se pusieron de pie delante de él.

Ver. 16. Luego llegaron allí dos mujeres que eran rameras. ] O más bien azafatas; porque las rameras no habrían sido tan resistentes como para aparecer con sus colores ante Salomón, quien aún estaba en su mejor momento y celoso por la ley de Dios. Por tanto, si estas eran rameras, eran rameras privadas; porque entonces no se permitían guisos ni casas de burdeles, como ahora en Roma y otros lugares de Italia, para una comunidad, dicen los papistas, y para evitar males mayores, el adulterio, el incesto, etc. Pero, ¿qué dice Agustín? Maldito el remedio del pecado que es pecado en sí mismo. Dios no tendrá tal ganancia para ser recompensado con tal pérdida.

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