Y él envió y lo trajo. Ahora era rubicundo, [y] sin embargo de hermoso semblante, y agradable a la vista. Y el SEÑOR dijo: Levántate, úngelo, porque éste es.

Ver. 12. Ahora era rubicundo y sin embargo de hermoso semblante. ] No rufus, pelirrojo, como lo traducen Pellicau y Junius, sino rubicundus, de mejillas color cereza, como decimos, Lam 4: 7 Hijo 5:10 optimista y lleno de vida.

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