Y Saúl se enojó mucho, y la palabra le desagradó; y dijo: A David le han atribuido diez millares, ya mí me han atribuido [pero] millares. ¿Y qué más puede tener él sino el reino?

Ver. 8. Y Saúl estaba muy enojado. ] Pero sin causa, porque, como Crisóstomo observa,, a las mujeres atribuyen a Saul más de lo que merecía, - para que sufrió el filisteo a alabe por cuarenta días juntos, y sin embargo cobardes se quedó quieto, - ya David menor que le era debido : pero que le atribuyeran algo, no era obra ni deseo suyo; como Saúl muy bien podría deducir por su modesto comportamiento todo el tiempo.

Y el dicho le desagradó. ] Dio paso a ese vicio diabólico de la envidia, que en adelante fue como un fuego en su pecho, como un gusano que continuamente le roe las entrañas.

Invidia Siculi non invenere tyranni

Maius tormentum. ”- Horat.

Calígula, Nerón y Valentiniano, los emperadores, son infames en la historia b por su envidia; cuya propiedad es virtutem eminentem odisse, et odio melioris favere deterioi. Tiberio, ese tigre, se aferró con los dientes a todos los excelentes espíritus de su época, para que solo él pareciera sobresalir.

¿Y qué más puede tener sino el reino? ] Ahora comienza a sospechar, como, que David era el hombre que debería ser rey en su habitación. Ahora los reyes no aman a sus compañeros.

un Chrysost., Hom. de Saul et David.

b Sueton. Marcelino.

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