Y fue [así] desde ese día en adelante, que lo convirtió en estatuto y ordenanza para Israel hasta el día de hoy.

Ver. 25. Que lo convirtió en un estatuto, ] es decir, lo revivió y ratificó como más razonable. La verdad es que todas las leyes de Dios se basan en tantas buenas razones, que aunque nunca las había promulgado, sin embargo, había sido nuestra manera más sabia haber vivido de acuerdo con ellas; ya que su voluntad no es sólo recta sino regula, la regla misma del derecho.

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