Tú lo dices (pero [son sólo] palabras vanas) [Tengo] consejo y fuerza para la guerra. Ahora bien, ¿en quién confías para que te rebeles contra mí?

Ver. 20. Tú dices (pero son palabras vanas).] Heb., Palabras de labios, es decir, espumosas e infructuosas, por cuanto no tienes ni consejo ni fuerza para la guerra, sino que solo dices, como Felipe dijo después. los atenienses lo hicieron. Algunos leen el texto no entre paréntesis, y así lo parafrasean: ¿Qué puede decir Ezequías para envalentonarlo? ¿Qué? Digo, dice Ezequías, tengo palabras de mis labios, es decir, ¡Oración, oración! Dice el Rabsaces: Estas son palabras vanas, una nada aireada; porque el consejo y la fuerza son para la guerra; pero de estos Ezequías no los toma en cuenta, pensando en hacer todo por medio de la oración, lo cual no considero mejor que una pequeña charlatanería.

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