Y dijo al rey: No me impute mi señor de iniquidad, ni te acuerdes de la perversidad de tu siervo el día que mi señor el rey salió de Jerusalén, para que el rey se lo tomara en serio.

Ver. 19. No me impute mi señor de iniquidad. ] Temía justamente el castigo por esos atroces estallidos de su lengua intemperante: y lo desprecia con seriedad. Tomemos palabras similares y digamos a Dios: "Quita toda iniquidad, y recíbenos con gracia y ámanos libremente". Oseas 14: 2 Esto es para evitar huir a las cuevas, llorar a los montes, cansar a los montes sordos con gemidos inútiles.

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