Deja que tu siervo, te ruego, vuelva de nuevo, para que pueda morir en mi propia ciudad, [y ser enterrado] junto a la tumba de mi padre y de mi madre. Pero he aquí tu siervo Quimham; que pase con mi señor el rey; y hazle lo que te parezca bien.

Ver. 37. Que pueda morir en mi propia ciudad. ] Donde pueda retirarme y descansar, prepararme para la muerte, asirme a la vida eterna. Éste es, o debería ser, el estudio principal del anciano.

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