Y diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad, que estaba vestida de lino fino, púrpura y escarlata, y adornada de oro, piedras preciosas y perlas!

Ver. 16. Con oro y piedras preciosas ] Todo esto no sirve en el día de la ira. Tampoco tenemos por qué envidiar a los malvados por su abundancia; es su porción, todo lo que les gustaría tener. Todo el imperio turco no es otra cosa, dice Lutero, nisi panis mica, quam dives paterfamilias proiecit canibus, una costra echada a los perros, por Dios, el gran cabeza de familia. No tengo ningún argumento más fuerte (dijo el mismo Lutero) contra el reino del Papa, quam quod sine cruce regnat, que este, que él no sufrió nada. Seguro que hay más detrás, habrá amargura al final, sin duda.

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