El SEÑOR te abrirá su buen tesoro, el cielo, para dar lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda la obra de tu mano; y prestarás a muchas naciones, y no tomarás prestado.

Ver. 12. Y prestarás. ] Esta era nuestra condición en los días felices de aquella incomparable Isabel, que no podía pasarse por alto sin un suspiro, ahora después de cuarenta años, en su sagrada memoria. Qué trato, tanto de hombres como de dinero, prestó a los franceses, los holandeses, etc.

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