Y los siervos del rey le dijeron: He aquí, Amán está en el atrio. Y el rey dijo: Que entre.

Ver. 5. He aquí, Amán está en el patio ] Porque a la presencia no podría venir sin ser llamado. Y para ser llamado así, no tenía poca felicidad; pero pronto fue refutado. Entró en la habitación (como vienen los hombres a la lotería) con la cabeza llena de esperanzas, pero se fue de allí con el corazón lleno de espacios en blanco.

Y el rey dijo: Que venga ] Mira aquí, dice Merlín, una dulce y especial providencia de Dios en esto, que Asuero debe tomar consejo sobre honrar a Mardoqueo, y no a sus siervos que atendieron a su persona, sino a Amán entonces. presente (aunque con otro propósito), y ocultando al hombre al que se refiere, debería hacer que Amán dijera lo que era apropiado hacer, y luego hacerlo en consecuencia. Es probable que ni el rey ni sus sirvientes hubieran pensado jamás en hacerle a Mardoqueo un honor tan grande como lo prescribió Amán.

Vea aquí, como en un espejo, cómo el Señor, por una providencia secreta, lleva a cabo y domina las artimañas de los hombres, sus asuntos, tiempos, consejos, palabras y discursos, para el cumplimiento de su propia voluntad y decreto; y esto cuando menos piensan en hacer la voluntad de Dios o en servir a su providencia.

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