¿Aún dirás delante del que te mata: Yo soy Dios? mas serás hombre, y no Dios, en la mano del que te mata.

Ver. 9. ¿Dirás tú ante el que te mata: Yo soy Dios? ] Eso resultará una súplica pobre, y pronto serás refutado, como luego el gran Alejandro refutó a sus aduladores, cuando, herido en la batalla, les mostró su sangre.

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