Y Dios le abrió los ojos y vio un pozo de agua; y ella fue, llenó el odre de agua y le dio de beber al muchacho.

Ver. 19. Dios le abrió los ojos, etc. ] El pozo estaba allí antes, pero no lo vio hasta que se le abrieron los ojos. Entonces, hasta que Dios irradie tanto el órgano como el objeto, no vemos ni chupamos esos "pechos de consolación". Isa 66:11 Damos la espalda, y no la palma de la mano, a la vara de las promesas.

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