Y tu padre me engañó y cambió mi salario diez veces; pero Dios le permitió no lastimarme.

Ver. 7. Cambié mi salario diez veces. ] Y para siempre peor. El asunto se arregló, con el pobre Jacob, como lo hace la cerveza amarga en verano. Labán, el cabrón, cuanto más rico se hacía con él, más duro era para él: como niños con bocados y puñados, que sin embargo más bien lo estropean todo y luego se desprenden de cualquiera. Es el amor, no la falta de dinero, lo que hace a los hombres rebeldes.

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