Y yo, dudando en cuestión semejante, le pregunté a él si quería ir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas.

Ver. 20. Y porque ] no le dice a Agripa, que para complacer a los judíos (quienes con toda probabilidad lo habían sobornado) preguntó si subiría a Jerusalén; pero finge otro asunto. No es necesario que se le enseñe a la naturaleza a contar su propia historia, ni a hacer lo mejor de su propio caso, por malo que sea. Y esto es incidente de lo mejor, en cuanto a hacer lo que podamos para ocultar nuestras deformidades corporales, así como nuestros defectos y flaquezas morales.

¿Qué haces aquí, Elías? dice Dios. He sido muy celoso por el Señor de los ejércitos, dice. Prefería decirlo, antes que yo le tenía miedo a Jezabel, y aquí me escondo de su persecución maliciosa. Pero, ¿no sería mejor hablar y reconocer todo con agravación de las circunstancias? ya que los tales sólo encuentran misericordia cuando en la confesión muestran al Señor la iniquidad de su pecado, la inmundicia de su lascivia, la abominación de sus provocaciones.

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