Y decid: Oíd la palabra de Jehová, reyes de Judá y habitantes de Jerusalén; Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel; He aquí, traeré el mal sobre este lugar; al que oyere, le cosquillearán los oídos.

Ver. 3. Oíd la palabra del Señor, reyes de Judá, ] es decir, oh rey y tus consejeros, que son tantos pequeños reyes, como el rey Jacobo solía decir de los parlamentarios.

He aquí, traigo el mal sobre este lugar. ] Esto lo dijo a todos, y con toda autoridad; catholicam et miserabilem perniciem proclamans. Es creíble que lo haya hablado con tan buen coraje (o mejor), como el obispo Ridley, mártir, hizo esas conmovedoras palabras a la reina María y sus sirvientes, cuando se negaron a escucharlo predicar. Las pronunció con tanta vehemencia, dice mi autor, que algunos de los oyentes confesaron después que los cabellos se erguían sobre sus cabezas. a

Le cosquillearán los oídos.] Por el dolor y el miedo, como si lo hubieran apedreado con un trueno o estuviera a punto de desmayarse.

a Hechos y Lunes, 1270.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad