Así dice el SEÑOR: Escribid a este hombre sin hijos, varón [que] no prosperará en sus días; porque ningún hombre de su descendencia prosperará si se sienta en el trono de David y reinará más en Judá.

Ver. 30. Escribe a este hombre sin hijos ] a En cuanto a la sucesión en la dignidad real, así como al éxito en su reinado. La Septuaginta lo traduce: Un hombre abdicó o proscribió. Este Dios tendría que ser escrito, es decir, para ser puesto en un registro público para el uso de la posteridad. Nuestras crónicas nos hablan de John Dudley, ese gran duque de Northumberland, en los días del rey Eduardo VI, que se esforzó por todos los medios para grabar su posteridad, llegando también a la corona, lo que le costó la cabeza, que aunque tenía seis hijos, todos hombres, todos casados, pero ninguno de ellos dejó ningún problema atrás. "Ahora pues, oh reyes, sed sabios; servid al Señor con temor".

a Ariri - es decir, orbus vel solus, sicut in deserto myrica. - Fuller.

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