Entonces el rey Sedequías juró en secreto a Jeremías, diciendo: Viva el SEÑOR, que nos hizo esta alma, que no te mataré, ni te entregaré en manos de estos hombres que buscan tu vida.

Ver. 16. Entonces el rey Sedequías juró en secreto a Jeremías. ] Pero, ¿qué crédito debía darse a su juramento, que era conocido por ser un perjuro, por haber roto su juramento de fidelidad a Nabucodonosor?

Vive el Señor, que nos hizo esta alma. ] De ahí que se nos aclare la verdad de esa afirmación, que las almas de los hombres no descienden del cielo, ni son propagadas por sus padres, sino que son creadas por Dios e infundidas en sus cuerpos.

No te mataré, ni tampoco, etc. ] Jura cumplir la primera parte de la condición del profeta, pero no dice nada a la segunda, ya que no le agrada. Muchos vienen hoy a escuchar, que deciden practicar solo en la medida en que ven bien.

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