Y sucedió que diez días después, vino palabra de Jehová a Jeremías.

Ver. 7. Y sucedió que después de diez días. ] Mientras tanto, Dios mantuvo a su santo profeta en petición; y así sigue siendo sus mejores siervos muchas veces, atando así, por así decirlo, el sacrificio a los cuernos del altar. Bien podemos imaginar cuán impacientes estaban esos miserables gallos de tal retraso (los chinos suelen azotar a sus dioses cuando no los escuchan y no los ayudan de inmediato); pero Dios los rechazó como indignos de cualquier respuesta, y por su silencio pareció decirles, como en Ezequiel 20:3 , "¿Habéis venido a consultarme? Vivo yo, dice el Señor, que no seré consultado. de usted ".

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