Y aconteció después de diez días, que vino palabra de Jehová a Jeremías.

Después de diez días. Jeremías no habló de sí mismo, sino que esperó el tiempo y la revelación de Dios, mostrando la realidad de su inspiración. El hombre, abandonado a sí mismo, habría dado una respuesta inmediata al pueblo, impaciente por la demora. La demora fue diseñada para probar la sinceridad de su voluntad profesa de obedecer, y que deberían tener tiempo completo para deliberar. La verdadera obediencia se inclina ante el tiempo de Dios, así como ante Su camino y voluntad.

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