Y el hombre, el dueño de la casa, salió a ellos y les dijo: No, hermanos míos, os ruego que no hagáis tan mal; viendo que este hombre ha entrado en mi casa, no hagas esta locura.

Ver. 23. No, hermanos míos. ] Hermanos eran por raza y lugar; pero éstos eran indignos de esta obligación, por haber abandonado al hombre y haberse convertido en perros, y peor aún, Deuteronomio 23:18 2Ti 3: 8 escaldados a en su propia grasa. Rom 1:27

a εξεκαυθησαν.

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