Más ligeros son nuestros perseguidores que las águilas del cielo; nos persiguieron por los montes, nos acecharon en el desierto.

Ver. 19. Nuestros perseguidores son más ligeros que las águilas. ] Los más ligeros de todas las aves, a quienes Píndaro llama, por tanto, la reina de las aves como el delfín de los peces, por igual rapidez. Los egipcios, sus supuestos ayudantes, eran lentos como caracoles; los caldeos más veloces que las águilas.

Nos persiguieron. ] O, Nos persiguieron, o nos rastrearon, como sabuesos.

Nos acecharon en el desierto. ] Nos encontraron a cada paso y no nos dejaron ningún medio de escape.

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