Pero si no pudiera traer dos tórtolas o dos pichones, el que pecó traerá como ofrenda la décima parte de un efa de flor de harina para expiación; no pondrá sobre ella aceite, ni pondrá sobre ella incienso, porque es expiación.

Ver. 11. Pero si no puede. ] Tan bajo se rebaja el Altísimo ante la mezquindad del hombre, que aceptará de él un regalo muy pequeño que traerá algo mejor, si estuviera en el poder de su mano. Licurgo ordenó a sus lacedemonios que ofrecieran pequeños sacrificios; porque Dios, dijo, respeta más la devoción interna que la oblación externa.

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