Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: Bienaventurados son los ojos que ven lo que vosotros veis;

Ver. 23. Bienaventurados los ojos, etc. ] Cuán bienaventurados son, entonces, los que escuchan a este archiprofeta en el cielo. Moisés y Elías, conversando con Cristo en el monte, pudieron hablar mucho mejor acerca de su fallecimiento y otras doctrinas divinas que nunca mientras estuvieron aquí en la tierra. Un bebé de un día allí es mucho más allá del médico más profundo aquí.

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