Y él dijo: No, padre Abraham; pero si alguno de entre los muertos fuere a ellos, se arrepentirán.

Ver. 30. Se arrepentirán ] Belarmino opina que un atisbo del infierno era suficiente para que un hombre no sólo se volviera cristiano y sobrio, sino también anacoreta y monje; vivir según la regla más estricta que pueda existir. Tal vista o informe podría influir mucho en el juicio, pero es sólo el evangelio el que obra en los afectos y produce un arrepentimiento del que nunca hay que arrepentirse.

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