Por tanto, sois testigos ante vosotros mismos de que sois hijos de los que mataron a los profetas.

Ver. 31. Por tanto, sois testigos, etc. ] Aquí nuestro Salvador echa todo su costo en sus dientes, como si con ello hubieran tenido la intención de elogiar la crueldad de sus padres al matar a los profetas, ya que ellos lo incitaron persiguiéndolo a él ya los suyos hasta la muerte. La malicia es comúnmente hereditaria y corre por la sangre; y (como solemos decir de runnet) cuanto más antiguo es, más fuerte; como en la enemistad mortal de Escocia arrebatada por el rey James.

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