El corazón del entendido busca el conocimiento, pero la boca de los necios se alimenta de necedad.

Ver. 14. El corazón del que tiene entendimiento busca conocimiento. ] Como un hambriento busca comida, o un codicioso oro, cuanto más tiene, más desea. Moisés apenas había bajado del monte donde había visto a Dios cara a cara, pero clama: "Señor, muéstrame tu gloria". David, que sabía más que sus maestros, clama constantemente: "Enséñame tus estatutos". Job prefiere el conocimiento antes que su alimento necesario.

Pro 23:12 Crísipo era tan estudioso que no se tomaba tiempo para comer, pero había muerto de hambre si su doncella Melisa no le hubiera puesto comida en la boca. Juan se comió el libro que le dio el ángel. Apocalipsis 10: 9 Jacobus de Voragine y Petrus Comestor tenían sus nombres por devorar la Biblia. Que los necios se alimenten de la necedad, como los cerdos se alimentan de la porquería, como las moscas en las manchas, como los milanos carroñeros en los cadáveres apestosos, como los tártaros en los camellos, asnos, perros, gatos muertos, etc.

El sabio no encuentra tanta dulzura en los platos más delicados y delicados como en la búsqueda del conocimiento divino. Salmo 119: 103 Incluso Aristóteles dice que un poco de conocimiento, aunque conjetural, acerca de las cosas celestiales, es preferible al conocimiento, aunque cierto, acerca de las cosas terrenales. Y Agur dice, es "ascender al cielo". Pro 30: 4

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