Oye, hijo mío, y sé sabio, y guía tu corazón por el camino.

Ver. 19. Oye, hijo mío, y sé sabio. ] El oído es uno de los sentidos aprendidos, como lo llama Aristóteles. La sabiduría entra en el alma por esta puerta, como lo hizo la locura al principio, cuando la mujer escuchó las ilusiones de la serpiente antigua. Este sentido es el primero en despertar por la mañana; y este prefacio el sabio lo premisa a propósito para su siguiente discurso; además de saber cuán difícilmente se apartan los jóvenes de beber fósforos y de las reuniones de buenos compañeros,

Y guía tu corazón por el camino. ] Es decir, que el conocimiento y el afecto sean como gemelos y corran paralelos; que se transfundan mutuamente vida y vigor, el uno en el otro. Practica la voluntad de Dios tan rápido como la entiendas. La traducción de Tigurine lo lee, Ut beatura sentarse en via cor tuum: Para que tu corazón sea bendecido en el camino.

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