No sea que el que lo oiga te avergüence, Y tu infamia no se aparte.

Ver. 10. No sea que el que lo oiga te avergüence. ] Reputarte y denunciarte como un tipo malvado condicionado, un murmurador y un chismoso, uno que no es apto para que se le confíen secretos. Es cierto que, en algunos casos, los amigos más queridos deben ser acusados ​​y denunciados ante aquellos que puedan hacerles el bien, como José trajo la mala noticia de sus hermanos a su padre, y como la casa de Cloe le dijo a Pablo sobre las contiendas de Corinto. Pero esto debe hacerse con prudencia y regularidad, con la debida observación de las circunstancias, como Salomón expone elegantemente en el siguiente proverbio.

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