Y di: ¿Cómo he aborrecido la instrucción, y mi corazón menospreciado la reprensión?

Ver. 12. Y di: ¿Cómo he odiado, etc.? ] Cuando es expulsado con el hijo pródigo, y no le queda nada más que un cuerpo enfermo, un alma angustiada, entonces, demasiado tarde, llena el aire con quejas tristes de su locura anterior, y grita, como lo hizo, Totum vitae meae tempus perdidi, quia perdite vixi. a Oh, qué miserable, qué bestia, qué diablo enloquecido era yo, tan lamentablemente para malgastar la grasa y la médula de mi querido y precioso tiempo, la flor de mi edad, la fuerza de mi cuerpo, el vigor de mi espíritu , toda mi propiedad, en placeres pecaminosos y placeres sensuales. He aquí está una especie de arrepentimiento que, aunque tarde, sin embargo, si fuera cierto, sería aceptado, b El topo, dicen, comienza a ver cuando muere, y no hasta entonces.

Oculos incipit aperire moriendo, quos clausos habuit vivendo. c Pero es una cosa rara, y rara vez se ve, que un fornicario se arrepienta de verdad. "Un hombre así entre mil he encontrado", dice Salomón - tal vez se refería a sí mismo - "pero una mujer entre todos esos no he encontrado". Ec. 7:28 Y, sin embargo, Scultetus nos dice que el Dr. Speiser, ministro de Ansborough, en Alemania, predicó allí con tanta fuerza, que las rameras comunes allí toleraron, dejaron su sucio oficio de vida y se convirtieron en mujeres muy honradas. D

Y mi corazón despreció la reprensión] La experiencia muestra que los que se entregan una vez a este pecado son más deshonestos, profanos e incorregibles que los demás, burladores y despreciadores de todo buen consejo, habiendo perdido incluso la luz misma de la naturaleza, y por eso están comprometidos. su pecado, y tan casados ​​y encajados en sus caminos perversos, que no pueden ser quitados sino con un toque extraordinario de la mano del Cielo.

un Bernard.

b Nunquam sero si serio.

c Tostat. ex Plinio.

d Anno 1523. Scultet., Annal. pag. 118.

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