1-9 Dios advirtió a Salomón, ahora que él había construido y dedicado el templo recientemente, que él y su pueblo podrían no ser de mente elevada, sino de miedo. Después de todos los servicios que podemos realizar, mantenemos los mismos términos con el Señor que antes. Nada puede comprarnos libertad para pecar, ni el verdadero creyente desearía tal licencia. Prefiere ser castigado por el Señor, antes que seguir adelante con facilidad y prosperidad en el pecado.

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