1-5 La amistad de David y Jonatán fue el efecto de la gracia divina, que produce en los verdaderos creyentes un corazón y una alma, y ​​hace que se amen. Esta unión de almas es de participar en el Espíritu de Cristo. Donde Dios une los corazones, los asuntos carnales son demasiado débiles para separarlos. Aquellos que aman a Cristo como sus propias almas, estarán dispuestos a unirse a él en un pacto eterno. Ciertamente fue una gran prueba del poder de la gracia de Dios en David, que pudo soportar todo este respeto y honor, sin ser elevado por encima de la medida.

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