4-9 A Samuel le disgustó; podía soportar pacientemente lo que reflejaba sobre él mismo y su propia familia, pero le disgustó cuando dijeron: "Dános un rey que nos juzgue", porque eso reflejaba en Dios. Lo llevó a sus rodillas. Cuando algo nos perturba, es nuestro interés, así como nuestro deber, mostrar nuestra preocupación ante Dios. A Samuel le toca decirles que tendrán un rey. No porque Dios estuviera complacido con su solicitud, sino porque a veces nos dice que no por bondad, y otras veces nos complace en su enojo; así lo hizo aquí. Dios sabe cómo glorificarse a sí mismo y sirve a sus propósitos sabios, incluso con los consejos tontos de los hombres.

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