4-14 ¡Cuánta maldad en Judá y Jerusalén! No se habría creído posible que en Judá, donde Dios era conocido, en Israel, donde su nombre era grande, en Salem, en Sion, donde estaba su morada, se encontraran tales abominaciones. Josías había reinado dieciocho años, y él mismo había dado un buen ejemplo al pueblo y mantenido la religión de acuerdo con la ley divina; sin embargo, cuando comenzó a buscar la idolatría, la profundidad y extensión eran muy grandes. Tanto la historia común como los registros de la palabra de Dios enseñan que toda la verdadera piedad o bondad que se encuentra en la tierra proviene del Espíritu que crea nuevas cosas de Jesucristo.

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