8-21 La ciudad y el templo fueron incendiados, y es probable que el arca estuviera dentro. Con esto, Dios mostró cuán poco le importa el fasto externo de su adoración cuando se descuida la vida y la esencia de la religión. Las murallas de Jerusalén fueron derribadas y el pueblo fue llevado cautivo a Babilonia. Los utensilios del templo fueron llevados. Cuando las realidades que representaban fueron perdidas por el pecado, ¿para qué deberían permanecer allí los símbolos? Fue justo por parte de Dios privar a aquellos del beneficio de su adoración que habían preferido falsas adoraciones por encima de ella; aquellos que quisieron tener muchos altares, ahora no tendrán ninguno. Así como el Señor no perdonó a los ángeles que pecaron, como condenó a toda la raza de la humanidad caída a la tumba y a todos los incrédulos al infierno, y como no perdonó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, no debemos sorprendernos por las desgracias que pueda traer sobre naciones culpables, iglesias o personas.

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