1-3 Daniel aprendió de los libros de los profetas, especialmente de Jeremías, que la desolación de Jerusalén continuaría setenta años, que estaban llegando a su fin. Las promesas de Dios son alentar nuestras oraciones, no hacerlas innecesarias; y cuando vemos que se acerca el desempeño de ellos, debemos suplicarles con más fervor a Dios.

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