12-18 Aquí se presenta el caso de una ciudad que se rebela contra el Dios de Israel y sirve a otros dioses. Se supone que el crimen es cometido por una de las ciudades de Israel. Incluso cuando se les ordenaba preservar su religión por la fuerza, no se les permitía llevar a otros a ella por medio del fuego y la espada. Los juicios espirituales bajo la dispensación cristiana son más terribles que la ejecución de criminales; no tenemos menos motivo que los israelitas para temer la ira divina. Temamos entonces la idolatría espiritual de la codicia y el amor por el placer mundano; y cuidemos de no darles apoyo en nuestras familias, ni por nuestro ejemplo ni por la educación de nuestros hijos. ¡Que el Señor escriba su ley y verdad en nuestros corazones, establezca allí su trono y derrame su amor!

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