15-21 Nunca se debe dictar sentencia basándose únicamente en el testimonio de un solo testigo. Un falso testigo debe sufrir el mismo castigo que buscaba infligir a la persona que acusó. Y ninguna ley podría ser más justa. Que todos los cristianos no solo sean cautelosos al dar testimonio en público, sino que también tengan cuidado de no participar en difamaciones privadas; y que todos aquellos cuyas conciencias los acusan de un delito, sin demora, huyan en busca de refugio en la esperanza que se les presenta en Jesucristo.

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