40-43 Las vestiduras del sacerdote simbolizan la justicia de Cristo. Si no nos presentamos delante de Dios con eso, llevaremos nuestra iniquidad y moriremos. Bendito es, por lo tanto, aquel que vela y guarda sus vestiduras, Apocalipsis 16:15. Y bendito sea Dios que tenemos un Sumo Sacerdote, designado por Dios y apartado para su obra; equipado para su alto cargo por la gloria de su majestuosidad divina y la belleza de la perfecta santidad. Felices somos si, comprendiendo espiritualmente la ley, vemos que tal Sumo Sacerdote era necesario para nosotros; que no podemos acercarnos a un Dios santo ni ser aceptados sino por medio de Él. No hay luz, sabiduría ni perfección sino de Él; no hay gloria ni belleza sino en ser semejantes a Él. Tomemos aliento del poder, el amor y la compasión de nuestro Sumo Sacerdote para acercarnos con confianza al trono de la gracia, para que obtengamos misericordia y hallemos gracia para el oportuno socorro.

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